Alimentación para el Crecimiento: Nutrientes Clave en la Infancia
Los Nutrientes Fundamentales para el Crecimiento Infantil
El desarrollo físico y cognitivo durante la infancia depende críticamente de una nutrición adecuada, donde ciertos nutrientes juegan roles insustituibles. Las proteínas, por ejemplo, son los bloques constructores de todos los tejidos corporales, incluyendo músculos, órganos y hasta neurotransmisores. Un déficit proteico en los primeros años puede llevar a retrasos en el crecimiento y alteraciones en el desarrollo neurológico. Fuentes como huevos, carnes magras, legumbres y lácteos deben estar presentes diariamente, con requerimientos que varían desde 13g/día en preescolares hasta 34g/día en adolescentes.
Los ácidos grasos omega-3 (especialmente DHA) son otro pilar fundamental, ya que constituyen el 30% de la materia gris cerebral y son esenciales para la formación de conexiones neuronales. Estudios longitudinales demuestran que niños con adecuada ingesta de omega-3 (presente en pescados grasos, nueces y semillas de chía) muestran mejor rendimiento académico y menor incidencia de TDAH. Paralelamente, el hierro -mineral crucial para la oxigenación cerebral y prevención de anemia- requiere especial atención: la deficiencia en menores de 5 años puede causar daños cognitivos irreversibles, según alerta la OMS. Combinar fuentes animales (hierro hemo) con vegetales (hierro no hemo) y vitamina C para su absorción es clave.

Menús Adaptados por Edades y Necesidades
Diseñar una alimentación adecuada exige considerar las cambiantes necesidades nutricionales en cada etapa. Para lactantes (6-12 meses), la transición a sólidos debe incluir purés de carne roja (por hierro), aguacate (grasas saludables) y yema de huevo (colina). En edad preescolar (1-5 años), cuando el apetito es volátil, se recomiendan comidas pequeñas pero densas nutricionalmente: batidos con leche entera y frutos secos molidos, huevos revueltos con espinacas, o hamburguesas de lentejas.
Para escolares (6-12 años), con mayor gasto energético, los carbohidratos complejos (avena, quinoa) ganan protagonismo, junto a proteínas de calidad en cada comida. Un desayuno ideal podría ser tortilla con pan integral y fruta, mientras la cena podría incluir salmón con boniato. Adolescentes, en pleno estirón, necesitan un 20% más de calorías, con énfasis en calcio (1,300mg/día) para el desarrollo óseo y zinc para la maduración sexual. Aquí, lácteos, mariscos y carnes magras son indispensables.
Estrategias para Niños Selectivos (Picky Eaters)
La neofobia alimentaria (rechazo a alimentos nuevos) afecta hasta al 50% de los niños entre 2-6 años, según estudios de la Universidad de Michigan. Combatirla requiere paciencia y estrategias basadas en evidencia: la exposición repetida (ofrecer un alimento 8-15 veces antes de darlo por rechazado), presentación creativa (formas divertidas, colores variados), y participación en la preparación (lavar vegetales, amasar).
Es crucial evitar batallas campales: presionar para "terminar el plato" asocia la comida con estrés y empeora la selectividad. En cambio, el método "División de Responsabilidad" (Ellyn Satter) propone que los padres deciden qué, cuándo y dónde se come, mientras el niño decide cuánto. Para asegurar nutrición en casos extremos, se pueden enriquecer alimentos aceptados: añadir polvo de hígado desecado a la salsa boloñesa o mezclar coliflor en el puré de papas.
Señales de Alerta y Cuándo Buscar Ayuda
Mientras cierta selectividad es normal, hay señales que requieren intervención profesional: pérdida de peso, limitación a menos de 20 alimentos, o rechazo total de grupos alimentarios (ej. todas las verduras). La terapia de alimentación, realizada por nutricionistas pediátricos, usa técnicas como el "food chaining" (introducir alimentos similares a los ya aceptados) y desensibilización sensorial para texturas.
Trastornos como ARFID (Avoidant/Restrictive Food Intake Disorder) van más allá de la pickiness e involucran miedo a atragantarse o aversión extrema. Aquí, el abordaje multidisciplinar (nutricionista, psicólogo, terapeuta ocupacional) es esencial. Paralelamente, suplementos pueden ser necesarios temporalmente, como multivitamínicos o fórmulas pediátricas en casos de deficiencias diagnosticadas.